El presidente electo es considerado un conciliador por naturaleza, siempre en busca de consensos y de la participación de diferentes sectores. Sin embargo, viene a encontrar un ambiente adverso para la participación de los ciudadanos, de acuerdo con Dávila, director del Consejo de Instituciones de Desarrollo (Coinde).“El Gobierno que sale deja un sinsabor en cuanto a la participación ciudadana”, explica, y pone como ejemplo el caso de las mineras: “La gente apostó por la institucionalidad, haciendo las consultas de acuerdo con lo establecido en el Código Municipal y la Ley de Descentralización, pero resulta que lo trasladan a otro tribunal y anulan la decisión y la voluntad de los pobladores. Entonces, la gente se pregunta: ‘¿para qué participo, si de todos modos hacen lo que quieren?’”.
De ahí que, desde la perspectiva de Dávila, “el reto para el próximo gobierno es lograr que se recupere la credibilidad en esos espacios de participación, haciéndolos efectivos y tomando en cuenta la voluntad de las personas”.
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(foto: prensalibre)
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